Escrito por: Adolfo Huerta Alemán
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Dirijo éste escrito a las mujeres y hombres de convicción bondadosa, a los católicos – católicas, cristianos – cristianas actuales que buscan una verdadera religiosidad y espiritualidad de compromiso histórico, aquí en nuestro mundo, que es nuestro hogar y dejemos a un lado una religión mágica – supersticiosa, que fomenta a huir de los problemas reales que asechan a la humanidad, más para aquellos que sufren injusticias, carecen de lo más esencial, y que necesitan de nuestra solidaridad.
Una señora me pide que le rocíe con agua bendita su monedero, para que le rinda su dinerito toda la semana. Una madre me implora que le bendiga la cabeza de su hijo que va a presentar examen profesional; un matrimonio me solicita que le bautice a su niña para que le corte la cola del Diablo. Hacia los 2: 27 A. M. de un martes suena mí celular, para ir a un domicilio, pues supuestamente una joven está poseída por el Demonio. Debo decir, que esa madrugada no había ninguna posesión demoníaca, simplemente la joven estaba haciendo su berrinche, porque sus padres no la habían dejado ir a un concierto a Monterrey, de su cantante favorito.
Así te puedo seguir compartiendo muchas experiencias reales, de supuestas – falsas brujas y hechicerías, de bendiciones que traigan abundancia, de posesiones diabólicas, de historias de fantasmas y del fin del mundo.
Todo esto me lleva a preguntarme, por qué, nuestra espiritualidad no ha podido superar la superstición que seguimos arrastrando de siglos atrás. ¿Por qué seguir fomentando la creencia de un supuesto Demonio? Porque creer que él; Lucifer, está presente en todas partes y es él, el que me tienta a hacer el mal.
¿Cómo catalogar estas prácticas de nuestra gente? Podríamos afirmar que son producto de la locura humana; de fanatismos necios y tradicionalistas obtusos o, podemos pensar que son testimonio de la grandiosa capacidad del ser humano para comprender la vida y el universo que nos rodea.
De lo que sí, estoy convencido, es lo que me recuerda el Evangelio según San Juan en su capítulo 10, 10–. “Unos han venido a robar, a matar y a destruir, mientras yo he venido, para que tengan vida en abundancia y vida en plenitud”. Ésta sentencia que nos deja Jesucristo resuena en lo más hondo de mí conciencia y me recuerda siempre, que en eso consiste la misión de Jesús, nos vino a traer un proyecto que es el Reino, que se va haciendo real, en la medida que vivamos en plenitud, esa plenitud nos lleva al amor y ese amor nos lleva a comprometernos con la búsqueda de la justicia desde nuestra realidad.
Por eso afirmo, que todas las supersticiones, las supuestas brujerías, seguir fomentando una espiritualidad torcida y errónea, una supuesta existencia del Demonio, no ayuda en nada a vivir una verdadera espiritualidad, que nos lleve a un real compromiso con nuestra Historia, mucho menos a vivir en plenitud.
Desde la antropología filosófica nos descubre que en todas las culturas religiosas antiguas, han cultivado el prejuicio de la existencia de seres espirituales malignos, que nos poseen para hacer el mal, de allí la necesidad de inventar cultos, ritos y sacrificios para ganarse su benevolencia y calmar su ira.
No podemos negar, que la Sagrada Escritura que se escribió antes y después de Cristo, no está exenta de utilizar el folclor que reina en esas culturas, con seres fantasmagóricos y demoníacos que provienen de lugares malditos de lo más profundo de la tierra.
Estoy plenamente convencido, que si existe Dios, éste nos creó libres, con la capacidad de optar para hacer el bien o el mal, está en cada uno – una de nosotros, de nuestro libre albedrío, el poder de decidir. Por lo tanto, el bien y el mal dependen de la Mujer – Hombre, es la aventura que vivimos de nuestra libertad y el fundamento de nuestra opción, esto es la prueba de nuestra libertad, decisiva e irrepetible para cada uno – una de nosotros.
Entremos en el terreno de la fe. La fe es una exigencia y una decisión concreta, con respecto de nuestra inteligencia a creer en un Dios y en su proyecto de amor, éste amor me lleva a la plenitud, o viceversa, nos conduce a nuestro desarrollo humano, para buscar la justicia entre la humanidad, por lo tanto, vivir mejor.
Si existiera supuestamente un Diablo, se vendría abajo todo el proyecto de Dios, revelado por su Hijo. Fuera una mentira nuestra libertad, entonces seríamos títeres de Dios y del Diablo, en este caso; a los dos los mandaría a freír espárragos, pues, no tendría ningún sentido nuestra libertad. Es como si estuviéramos en una cancha de fut bol soccer, en un jueguito, haber quién se gana más adeptos, si el Diablo o Dios. Es por eso, que no estoy dispuesto a ser un maniquí de nadie.
Tal vez, a más de una – uno que están en las altas esferas del poder (sea el Gobierno o la Iglesia), les conviene que sigan fomentando el mito del Diablo, pues, en épocas de crisis, el miedo siempre es una herramienta para mantener sometido al pueblo, lo podemos ver hoy en día, con la supuesta y espuria “Guerra contra el narco” no es otra cosa, que un laboratorio de experimentación para producir shock entre la población. Siempre desde tiempos memorables el miedo ha sido utilizado por los políticos, gobernadores, religiosos y pastores para aquietar a su pueblo, para mantenernos esclavizados y enajenados.
También el mito del Demonio es un negocio y trafica con muchos adeptos, por eso a muchos les conviene seguir cultivando el mito del Diablo, es negocio muy jugoso.
Más aquí, en nuestro México, para echarle la culpa de nuestros males, no hay como culpar al Diablo, para esquivar nuestra responsabilidad histórica. Como en época de la Edad Media, en pleno siglo XXI, Satanás se vuelve a ser presente en nuestra vida cotidiana. Ahora más, con el internet al alcance de todos, checa todo las supuestas sectas satánicas que puedes encontrar en Google. Solamente crean más incertidumbre y miedo entre la población para que no piense, no se junten, no se organicen, no comiencen reales procesos de crecimiento hacia una ciudadanía adulta y más responsable.
Lo más ridículo, es que la Iglesia católica y demás corporaciones – sectas cristianas evangélicas, invoquen al Señor de las Tinieblas, solo quieren reafirmar el poder de sometimiento por medio de mitos, de prejuicios y miedos entre la humanidad.
En épocas inciertas como las que vivimos, plagadas de injusticias, de matanzas, de guerras, de epidemias, de indiferencia, de ignorancia y pasividad.
El miedo retorna con muchos rostros: el nuevo PRI, narcotráfico, trata de blancas, enfermedades inventadas como la gripe porcina; sodomitas, chupacabras, el Ángel Caído ¿Quién sigue para echarle la culpa de nuestras irresponsabilidades e injusticias?
No existe el Demonio ¡Basta de buscar culpables! Seamos racionales y responsables, con lo que me toca: asumir nuestra responsabilidad histórica.
¿Príncipe de la Oscuridad? No será, más bien, una metáfora de nuestra eterna lucha que se desarrolla en nuestra inteligencia y corazón, de estar condenados siempre a decidir, por el bien o por el mal.
Seamos adultas – adultos y optemos por una espiritualidad sin mitos. Jesucristo nos da el proyecto que nos explora a la misma realidad, para llegar a lo más hondo de nuestro corazón, que son nuestras motivaciones. El Hijo del Padre viene a liberarnos de todos nuestros miedos, que no permiten ver nuestra grandeza y libertad, para vivir en completa plenitud.
“La explicación de las creencias y las conductas religiosas debe buscarse en la manera en que funciona la mente de los hombres”.
Pascal Boyer en <<Y el Hombre creó a los dioses>> Ed. TAURUS 2001.
@GofoAutor
Facebook Adolfo Huerta Aleman.
Pobre tipo mal sacerdote, dices que no eres títere de nadie, y eres el juguete preferido del demonio que dices «no existe» y tu eres su fiel discípulo, haciendo que más almas de pierdan y confundan gracias a ti. Si no existiera el demonio, Dios no se habría hecho hombre para dar su vida por nosotros y nuestra salvación, entonces ¿a que vino Dios al mundo? si el demonio no existiera vano sería su sacrificio ¿no crees?. ERES UN HEREJE. Ojalá alguna vez te arrepientas y pidas perdón a Dios por tantas tonterías que dices y haces, hay que rezar a Jesús por tu conversión, y porque no conozcas el infierno y al mismo demonio en persona cuando te toque rendir cuentas ante el Supremo Juez que es nuestro amado Padre Celestial. Dios te ayude a ver la luz y a dejar de servir al demonio.
se nota q no tienes la mas minima nocion de antropologia y mucho menos de religion. Estas negando toda la Sagrada Escritura y convirtiendo el catolicismo en una mera secta. Me da un ligero presentimiento que has leido a Sartre jjjajajaja, no te culpo, no cualquiera puede comprender eso…
Nicolaita!!!! usted es el Nicolaita de nuestros tiempos
Que estúpido eres. Si niegas al maligno niegas pues el sacrificio de Jesucristo por nuestros pecados. ¿Cuál es tu finalidad cura ridículo? llevas a las almas a la perdición. Recuerda que a ustedes se les pedirá mayor cuenta.
Pingback: Anónimo
Excelente .GRACIAS por lo escrito