Análisis Psicoanalítico de la película “Donde viven los monstruos”

Autor: Jorge Anaya

Primero: Entendemos aquí por análisis psicoanalítico la explicación de todos aquellos debrayes mentales que no son consentidos formalmente, pero que en su informalidad, es necesario  hacerlos conscientes para que  aquello que desde la memoria grita, en un quasi de profundis, se deje de guardar en el sótano de nuestros recuerdos y por fin salga a platicar con nosotros a la luz de la sala de nuestra casa.

Segundo: Cierra los ojos y mira. Tal vez una de las formas más rápidas para salirnos del entorno sea  cerrar los ojos. Ocultarnos tras los parpados, de hecho ocultar ya tiene los ojos cerrados, oculos, bien cerrados. De niños es  fácil salirnos de las cosas desagradables con solo cerrar los ojos, de ahí podemos partir lejos de lo que nos amenaza, cerrarlos para abrir una puerta alterna donde huir de lo que aún no podemos asimilar y que años más tarde, seguros y en la comodidad  en un diván, trataremos de abrir, paradójicamente, para ver ahora lo que aquel día la cortina de nuestros parpados cerró para no dejar entrar la luz al interior, y dejó una especie de “caja negra” que guarda las voces y gritos de ese instante.  Cierra los ojos y mira.

Tercero: Debajo de la cama hay monstruos. Max, es un niño de unos diez años con una familia típica posmoderna: madre divorciada, hermana adolescente, típica, en una época donde para todo hay tiempo menos para amar. Su hermana, lo que sería su humano próximo, busca  la aceptación de sus amigos; su madre la aceptación de su nuevo novio, Max alguien que lo acepte. Cada cama tiene debajo sus propios monstruos, o sus armarios para los gringos; para nosotros están debajo de la cama, ahí los ocultamos, corremos después de ser regañados, de ser asustados, de ser, en pocas palabras, maltratados por la vida. Debajo de la cama huimos para no ser vistos… pero, dejamos debajo de la cama los monstruos que nos acechan, en la oscuridad, por debajo de donde dormimos. Debajo de la cama hay monstruos.

Cuarto: Max, viaja a la tierra donde habitan los monstruos. Después de una fallida cena familiar donde está presente el nuevo novio de mamá, Max hace de las suyas, el pequeño monstruo de mamá sale a pasear. Mamá se enoja y abofetea a Max. Max en vez de volver debajo de la cama, sale corriendo de la casa y en su escapatoria llega a la isla donde viven los monstruos, el lema de esa isla es: “Si te causa problemas, cómetelo”. Es decir, llega al mundo de los adultos. Max viaja a la tierra donde habitan los monstruos.

Quinto: Max, el niño monstruo, y sus cinco monstruos. Blanca nieves también huyó de su casa, corrió de su madrastra que la quería asesinar y llegó con siete enanos que cada uno representaba todo, menos una virtud, pero aún así es mejor estar con esos hombres, enanos  viciosos (que no sé si hombres enanos por sus vicios y por sus vicios quedaron siendo hombres-enanos) que se conocen por sus defectos; preferible eso que estar con la segunda esposa de tu padre que intenta matarte. Vivir entre quienes no pueden ocultar sus vicios, así por lo menos sabe que no lo sorprenderá. Max llega y es recibido cuando los monstruos destruyen el hogar de otros,  Max se une a ellos. Ellos, adultos-monstruos, lo aceptan pensando que es el “niño” que los salvará, pues él vestido en su pijama de orejas y cola, parece junto con ellos un monstruo, un monstruo mesiánico que habrá de curarlos del mal que los aqueja: ser adultos. Max, el niño monstruo,  y sus cinco monstruos.

Sexto: Tengo hambre, tengo miedo… quiero ser feliz. La aceptación del “niño-monstruo” es muy parecida a esa aceptación paidocéntrica, es decir, esas teorías que te dejan de tarea dialogar con tu niño interior, para después dejar la tarea a ese niño para que les dé lo que ellos como adultos no pueden alcanzar: seguridad. Otros niños-mesías han venido antes que Max y a él le corresponde heredar un reino de monstruos, le queda la corona de sus infortunados predecesores. Es difícil que un niño se haga adulto, es aún más difícil que los adultos se hagan niños. Tengo hambre, tengo miedo…quiero ser feliz.

Séptimo y último: La mejor manera de dejar de ser monstruo es dejar de ser un niño. Max, tiene que tomar una decisión. Los monstruos también. Ellos se sienten engañados porque el niño-mesías, no les ha dado lo que ellos esperaban. Ahora ellos quieren comerse a Max. ¿será esta la solución? ¿Comerse su propia infancia para poder olvidarla, ignorarla y cagarla? ¿Es necesaria la infancia cuando no es la respuesta a nuestras angustias de adultos que nos pide ser adultos para ser felices? La mejor manera de dejar de ser monstruo es dejar de ser un niño.

Escrito por Jorge Anaya

3 pensamientos en “Análisis Psicoanalítico de la película “Donde viven los monstruos”

  1. muy buen analisis de la pelicula, nos podemos dar cuenta que muchas veces reprimimos lo que no nos dejaron realizar en nuestra infancia creando conflictos en nuestro psique que hace que no podamos tener un comportamiento subjetivamente normal, ya que no nos hemos deprendido de esos monstruos creados en nuestra infancia que hace de nosotros unos monsturos en el presente 🙂
    hacia una mejor salud mental, para un mejor futuro social 🙂

  2. Excelente! cada quien cargamos con nuestros propios monstruos y no eres feliz ni encuentras estabilidad hasta que logras dominar o eliminar a los monstruos que cargas en el interior. Felicidades por la reflexión!

Deja un comentario