Escribe: Adolfo Huerta Alemán
“Cuando esté en las puertas del cielo.
Esto formará parte de mi videotape”.
<<Radiohead de su rola: Videotape>>
Ya no sé dónde vivo, pero bastó un beso tuyo para desencadenar toda la furia de mi vientre reprimida, que tu sexo liberó.
No digo que hayas sido el único, ni el último, soy una creyente de los instantes, mi existencia está hecha de trozos, de sobras, no tengo tiempo para creer en Dios, y no puedo darme el lujo de creer en la eternidad, esas banalidades son para los demás, no para ti, o para mí.
La muerte siempre va conmigo, aunque todavía no se atreva abrazarme, pero aquí está en este instante, siempre me acompaña cuando tú no estás a mi lado.
¿A quién jodidos le importa la verdad en este momento?
¿Qué es más real, la verdad o, el amor? Sólo tengo la certeza, de que te tuve entre mis piernas, esa es la única realidad.
Ahora mi memoria anda deambulando entre las sombras de tus recuerdos, que con el paso del tiempo, serán reliquias de la santificación de alguna vez probamos la juventud.
No suelo ser de esas mujeres que viven con miedo, sin embargo, ahora tu sola mirada me llena de temores, que basta uno de ellos para sentirme viva, el volverte a mirar a tus ojos.
Me siento atrapada como en aquella novela de Benedetti, con la necia ilusión de hacer una tregua con Dios.
Una tregua donde no sienta la necesidad de creer en ti, como con ese Dios: que no crea en mí y no creer en Él, solo dejarnos en paz, ni Él ni yo, solo creer en tus besos, aunque hayan sido besos fariseos.
Ya no me reconozco, me he convertido en una ficción nauseabunda, en una historia más que extraña, cada día que pasa frente a mí, me convenzo que todo lo hemos hecho mal, o hemos creído equivocadamente.
El rompimiento de la memoria tendrá sentido, para alguien que no sea la historia que he sido hasta éste instante ¡malditos instantes!
Despertarás en algún abril y darte cuenta que estás viva, que tal vez, tomaste la vuelta de la esquina equivocada ¿jodidamente cómo saber que estás equivocada?
En más de una ocasión luché por tu sonrisa escasa, ahora me voy al exilio de la patria de tu cuerpo, ya no recorreré los mapas de aquel cuerpo que me llevo a sentirme viva, más que viva, tal vez, nunca te des cuenta lo que un beso tuyo despertaba a media noche.
Contigo no existía la normalidad, eres un caos, ese orden que casi medio mundo le tiene miedo, ahora la gris rutina ha vuelto, y de verdad que es una asesina.
Tu llegada era como una bomba lanzada como un golpe de Estado, desestabilizabas todo.
Mis sueños ahora son espesos, como aquellos cuando duermes despierta, siempre me persigue la duda. La duda si fuiste real, o fuiste un personaje que me inventé para no sentirme sola.
Quisiera desaparecerme como tú lo haces ahora, ser como aquellas estrellas fugaces, o simplemente ser como los besos de los marineros que desaparecen en cada puerto que visitan y se van desdibujando entre la mar.
Tu ausencia es como la explosión de una granada de fragmentos, que me deja toda aturdida, al no escuchar tus pasos y juntos con ellos verte llegar, solo está ese zumbido en los oídos que te desesperan y creer que está cerca la muerte, pero no llega.
Ahora escribir me resulta sospechoso y clandestino, no porque infrinja alguna ley, sino, porque nunca supe ser la revolución que necesitabas.
Nuestros enemigos no lo son el tiempo, las distancias, la vejez, los dogmas o, las reglas morales, somos nosotros mismos ¿estaremos vivos para nuestro encuentro?
Vivir en la clandestinidad de tu amor, es una postura ante la realidad que nos pintan. La lectura de tus escasos mensajes se han vuelto un combate ante la desmemoria.
No se puede quedar así una, tiene que vaciarse toda de ti hasta la más mínima gota de tu saliva en mi cuerpo reseco como el desierto, por la falta de tus manos recorriendo éste cuerpo.
La esperanza, ese error humano y de la imaginación, llega a decirme que al fin al cabo, lo único real es la muerte.
Me aferraré a la existencia, hasta sobrevivir en tu memoria, será acaso lo único que sobrevivirá después de la muerte, no creo que sobreviva algo de nuestra existencia cuando llegue la muerte.
“Esta es mi manera de decir adiós. . .
Porque sé que hoy es el día más perfecto que jamás he visto”.
<<Radiohead: Videotape>>
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