Itzel

Escrito por Carlos Arturo Moreno De la Rosa

 

“Padres, cuiden a sus hijos, no les vaya a pasar lo que les cuento yo.”
Haragán y Cía.

 

“Pobres de los niños, que dolor me dan.”
Alejandro Lora

 

Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David”… pidieron pizza en lugar de pastel, estuvieron sus amigas en lugar de su familia. Su hermano la encontró.

El cielo se puso gris. Hay luto en la ciudad. Los habitantes de Piedras Negras Coahuila están consternados por la triste y lamentable noticia de saber que una niña de apenas diez años se ahorcó, se suicidó, decidió terminar con su existencia en pleno día de su cumpleaños, sus amiguitas comentan que ella días atrás ya les había dicho, que quería suicidarse. Y lo hizo.

Escucho al perro que llora siempre a estas horas; llora más de lo normal, quizá sabe de la noticia, quizá percibe el ambiente enrarecido.

Muchos opinan, muchos afirman que se suicidó por influencia de la televisión, otros no logramos aún comprender ese brutal desenlace, no estamos preparados para saber de eso, estamos acostumbrados a saber de la muerte de los que ya han vivido, pero no de los que…

“Mami y Cari, los quiero mucho… Mami, nunca regales mi ropa (no se la regales a Heidi, Aleida, Kim)… véndela porfis, te lo suplico… Nunca olviden que los quiero… 100% los quiero”.

Podríamos especular todo el día y toda la noche: “Es que venía de una familia disfuncional”… ¡Por Dios! Pero qué familia en México no es disfuncional! Que porque su madre trabajaba todo el día, que quizá sufría el síndrome de las hijas de madres que trabajan en las maquiladoras. Solo tenemos esta nota que dejó troquelada en una hoja de cuaderno y la versión que da el periódico, que la pequeña se sentía sola, triste, deprimida y que su padre los abandonó. No sabemos el contexto de esa súplica: “Mami, nunca regales mi ropa, VÉNDELA”, así, resaltado, como queriéndonos decir algo.

Dejó la súplica impregnada en esa hoja, único testigo de lo que allí pasó. Se colgó de la protección de la ventana; qué irónico, protección que pedía a gritos y que al final le ayudaría a consumar su existencia.

La vida es juego, la vida es pachanga, muchos la dedican en echar desmadre, en el reventón, desvelada tras desvelada; pero cuando uno se topa con acontecimientos como el que hemos sido testigos aquí en Coahuila, como que a uno ya no le quedan muchas intenciones de seguir sonriendo.

La vida es risa, la vida es juego, uno se la pasa ridiculizando de todo y a todos, haciendo mofa de la Realidad Nacional, criticando las decisiones de los altos mandos, pero cuando uno se topa con estos acontecimientos es cuando se nos quitan las ganas de sonreír, lentamente, parsimoniosamente vamos poniendo el rostro enjuto y nos vamos poniendo serios, esto no me gusta, esto no debería de suceder, esto no. Uno se la pasa haciendo chiste de todo, y más ahora en tiempos de la posmodernidad, en donde todo está permitido, todo vale, no hay cosas serias, todo se presta a la guasa, al chascarrillo, a la ironía, al sarcasmo, pero esto no, es cuando uno se da cuenta de que la vida es otra cosa.

No podemos quedarnos indiferentes, algo en nuestro inconsciente colectivo se activa, nos duele y mucho. Son fenómenos que lo increpan a uno, me pone a pensar en la propia educación de mis hijos, en el trato diario hacia mis hijos, en esa construcción día a día de  su personalidad, en esa relación dialéctica de amor. ¿Qué hacer? Nada, solo prevenir, amar a nuestros hijos, escuchar lo que nos intentan decir. Tremenda sacudida existencial, tremendo estirón de orejas.

Quisiera que esa escena fuera parte de un acto dentro de una obra de teatro, quisiera que fuera un performance, quisiera que fuera parte de un programa de prevención del DIF, pero no, todo es real, existió.

Mis colegas me preguntan que si la niña estaba enferma, que si quería donar los órganos como la noticia que hace poco comentábamos, de una niña que se suicidó y cuando la cremaron vieron la nota póstuma en donde decía que donaba sus órganos a un familiar enfermo, o que si la niña de Piedras Negras estaba jugando, que si fue un accidente como el niño que disparó una pistola o el otro niño que jugaba con sus primos y que se colgó de la persiana y se ahorcó, y que el periódico había dicho que se había suicidado, pero al día siguiente, después de las investigaciones se supo que había sido un accidente. O también quieren comparar este caso con aquel otro en donde un niño se sumergió en un tanque de gasolina jugando con sus primos y estos fueron con su mamá pero ya era demasiado tarde. Que si la pequeña era pobre y por eso puso lo de vender la ropa, que si se sentía deprimida, que si se sentía sola… El motivo se lo llevó a la tumba. Solo tenemos la foto en donde está el hermano, llorando, en un rincón, asustado, petrificado, en un asombro perpetuo.

La vida es un juego, pero duele cuando sabemos que el protagonista decide retirarse antes de tiempo.

Aquí no hay un sicario a quien maldecir o algún presidente para pedirle que dimita. Y Dios no tiene nada que ver con esto.

Ironías de la vida, se acerca mi esposa y sin saber  lo que estoy escribiendo, me dice  “vente, están pasando en la tele la película “En busca de la felicidad”…

“…fue el medio, sus padres sus amigos la necesidad, sus ansias, que se yo… sin sentido y sin razón” (Haragán y Cía)…

@CarlosDasein