Escribe: Adolfo Huerta Alemán
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“Ya no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos”. Del Papa Francisco de su exhortación >>Evangelii Gaudium>> Editorial SAPIENTIA 2013..
¿Qué onda con el Papa Francisco?
Al leer la exhortación <<Evangelii Gaudium>> del Papa Francisco, me quedo con un sabor de boca agradable y con un aliento lleno de esperanza, pues nos invita a estar abiertos a los cambios que necesita nuestra Iglesia.
¿Qué nos propone el Papa?
Estamos ante una <<época de cambio>> y esto nos lleva a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría: “Hay cristianos cuya opción parece ser una Cuaresma sin Pascua”.
Estoy plenamente convencido que si queremos dialogar con nuestro mundo y con nuestras culturas, no lo vamos a lograr con una actitud de imposición a la vieja usanza, mucho menos tristes. Hoy por hoy, una actitud que va a ayudar mucho es la de llegar por la vía de la amistad; del diálogo; de la apertura y no la de condenar, mucho menos descalificando lo nuevo y lo diferente.
Con tristeza y desaliento no vamos a lograr nada, siempre he vivido alegre por descubrirme amado y con la libertad de amar, desde que me llamó Jesucristo, vivo en plenitud y con alegría, aunque en más de una ocasión esa forma de vivir con alegría, me ha acarreado más de una crítica y condena.
Nos recuerda Francisco que la propuesta cristiana nunca envejece, está siempre es y será joven y atractiva para cualquier época que viva la humanidad.
Los que no la hemos hecho joven y atractiva somos nosotros con nuestras viejos esquemas aburridos trasnochados y que no responden a nuestra sociedad contemporánea.
Jesucristo también puede romper esquemas y los rompió; rompe esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina.
Creatividad a la cual estamos todas y todos invitados a usar, para descubrir nuevos espacios para llevar el mensaje liberador de amor y de justicia del Reino de Jesús.
Nos invita el Papa: “percibo la necesidad de avanzar en una saludable <<descentralización>>”. La Iglesia somos todas y todos; no nada más el cura o la religiosa, por lo tanto, los cambios los haremos todas y todos, formándonos, leyendo más y claro está, participando más en nuestras comunidades, no dejarlo que todo lo decida el párroco. Cuando el poder reside solamente en una sola persona, pierde los pies sobre la tierra y se llenará de corrupción.
La Iglesia está invitada a que sea capaz de <<reformarse y adaptarse>> a cada época y cultura: “Invito a todas y a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de <<repensar>> los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades”. Hoy es una urgencia a reinventarnos y reinventar nuestros métodos de llevar la Buena Nueva a nuestras sociedades contemporáneas, y más a las excluidas – excluidos de nuestras ciudades y pueblos.
El Buen Francisco nos llama la atención y nos propone: “Exhorto a todas y a todos a aplicar con generosidad y valentía las orientaciones de este documento, sin prohibiciones ni miedos”.
Esto no es una crítica a la exhortación, creo que esa vendrá después, mi intención es motivarte acercarte a ella, a que la leas, y sobre todo a estar a abierta – abierto, a que no tengamos miedo de cambiar, de vivir una reforma profunda de nuestra Iglesia, me llena de paz, estar convencido de que el timón lo lleva y lo dirige Dios, y que nosotros somos sus colaboradoras y colaboradores.
Eso soy, un simple obrero de su Reino; trato de colaborar, y me llena más aún de emoción saber que los cambios vienen y vendrán siempre, y que nadie los podrá detener aunque más de uno se restista.
“¡Y me hablaron de futuros fraternales, solidarios, donde todo lo falsario acabaría en el pilón. Y ahora que se cae el muro ya no somos tan iguales, tanto vendes, tanto vales, ¡viva la revolución! Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo, ese viaje hacia la nada que consiste en la certeza de encontrar en tu mirada la belleza…!” Como nos lo recuerda el gran Luis Eduardo Aute.
“Por consiguiente, un evangelizador no debería tener permanente cara de funeral”.
Papa Francisco <<Evangelii Gaudium>>.
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