Escribe: Adolfo Huerta Alemán
“¿Qué está ocurriendo? No era un sueño, no. Todo lo que lo rodeaba seguía igual”.
Franz Kafka <<La metamorfosis>>.
Hoy más que nunca estamos llamadas – llamados a ser fríamente objetivos, por los días que vengan y por los que alcancemos a vivir.
Lo que acaba de vivir Coahuila y el estado de México, sólo es el preámbulo, de lo que se avecina para el 2018.
Nuestra mirada, tal vez sea un intento de la huida de la tiranía autoimpuesta por todas – todos nosotros, de la decadencia, de la nula o mediocre participación ciudadana. Algunos le apuestan al odio hacia nosotros mismos, otros al pasado sin ser capaces de aprender de él.
Nos hemos vuelto patológicamente enfermizos, seguir aferrados a nuestra zona de confort, no superar nuestra actitud de víctimas y presos de miedos impuestos por otros.
Se percibe una sensación de alineación pseudorracional, la atmosfera de costumbrismo a no hacer nada, o casi nada, frente a la corrupción, la apatía y conformarnos con tachar un logotipo del partido que sigue prometiendo lo mismo y que nos va a sacar del bache del cual estamos estancados desde hace varias décadas.
Seguimos aferrándonos a aparentar ser normales, en medio de las situaciones más monstruosas de nuestra sociedad cada vez es más anómala y el tejido social más descompuesto.
Claro, algunas – algunos cada vez son más conscientes de lo absurdo que alcanza ser la corrupción y la violencia que vivimos, pero todavía hay otras – otros que no quieren hacer nada.
A medida que nuestra existencia se va hundiendo en la futilidad, en la insatisfacción y en el fatalismo, tenemos que perseverar en seguir en pie de lucha, esforzarnos por unirnos con otras – otros que tienen luchas, pues seguimos aislados, o creer que nuestra lucha es la única valida.
No nos acostumbremos, como aquel personaje solitario de Franz Kafka en <<La metamorfosis>>: Gregor Samsa.
Así como él, muchas – muchos mexicanos parecen tener un defecto que los hace poco humanos, y que son incapaces de asombrarse de la corrupción en la cual vivimos inmersos, de hecho parecen aceptarla, sin hacer preguntas, o sin protestar la mayoría.
Se ve a la mexicana – mexicano aceptar, así sin más, el horror y el terror que vivimos día a día.
Es como si todo lo corrupto que hay en el ser humano se hubiera encarnado en el terror y en la humillación de vivir como insectos, como Gregor Samsa.
Aunque la metamorfosis de Samsa no es completa, pues sus ojos todavía veían como ser humano, no como insecto, acuérdate que los insectos no tienen párpados, así las mexicanas – mexicanos, no olvidemos que nos quieren tratar como viles insectos, como Gregor Samsa pero, por dentro de él, todavía hay algo que sigue siendo humano.
Rescatemos lo que nos queda de humanidad, en cada una – uno de nosotros.
Estamos llamadas – llamados desde nuestras trincheras, a salir de esta pesadilla amenazadora y terrorífica.
Cualquier interpretación que demos: tú, él, el otro sobre la realidad mexicana, implica una autorrevelación de nosotros mismos, y más, de nuestro actuar, tenemos que ser más contundentes, y no quedarnos <<boca arriba>> como lo hizo Samsa al despertar, en un principio se quedó con las <<patas arriba>> sin protestar de su realidad, sino aceptarla, así sin más.
“¡Qué apacible vida parece vivir mí familia!”.
Franz Kafka <<La metamorfosis>>.
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