La educación en México; una asignatura pendiente

Escribe: Carlos Arturo Moreno De la Rosa

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Educar es socializar a la bestia.

¿De qué se trata educar? ¿Al servicio de qué está una institución educativa? ¿Qué tiene que ver que los alumnos sepan la sierra madre oriental y la sierra madre occidental, los polígonos, las hipotenusas, hipérboles, raíces cuadradas y cuestiones algebraicas con la esencia de la educación?

La educación hoy en día se ha burocratizado, como muchas otras instituciones, hemos perdido la brújula en aras de obtener resultados exigidos por evaluaciones externas; los docentes se han saturado de papelería y han olvidado lentamente al sujeto deseoso del saber.

Al docente mexicano de educación básica lo que le importa en la actualidad es condicionar a sus pupilos para que obtengan un resultado óptimo en las evaluaciones (ENLACE, PISA, EXCALE) para así obtener una mejor retribución económica que impacte directamente en su bolsillo.

El profesor ha permitido (lastimosamente) que se le trate como un técnico de la educación, se ha perdido aquella mística en donde el profesor era un adalid al servicio de la Nación para hacer de los alumnos sujetos críticos, alumnos capaces de degustar la cultura en la que se encontraban encariñados.

Volvamos a la pregunta inicial: ¿de qué se trata educar? Recurramos a la definición básica de lo que se intenta comprender como “proceso educativo”. Muchos recordarán aquella vetusta frase de los sesentas: “Educar es una espiral dialéctica entre la enseñanza y el aprendizaje”, después se trasformó en la consecución de objetivos a través de la modificación de conductas. Posteriormente la educación a nivel mundial sufrió modificaciones, se pusieron de acuerdo para que la educación estuviera al alcance de todos, que no hubiera discriminación hasta llegar a lo que hoy se conoce como “educación inclusiva”.

Hoy en día el proceso educativo se puede rescatar y poseer sentido siempre y cuando el docente al entrar al aula tenga muy en claro dos constructos básicos: que la educación es un proceso en donde se trabaja para que el alumno se socialice y en un segundo momento potencializar el desarrollo de la persona. Este proceso educativo (socializar y potencializar) tiene un contexto cultural y filosófico.

Si se sigue haciendo lo mismo se obtendrán los mismos resultados. Si los planes y programas de estudio de nuestro sistema educativo siguen siendo anacrónicos y obsoletos sin ninguna repercusión en la vida diaria del alumno, cada vez estaremos más alejados de ese último fin que plantea la educación. Se necesita retomar día a día el aprendizaje significativo,  en donde lo que ve en el aula tenga mucho que ver con lo que vive en la cotidianeidad.

Socializar y potencializar, si el docente tiene en mente estas dos directrices cada vez que entra al salón de clases, podemos comenzar a construir otra realidad. La educación en México ha perdido la brújula, los periódicos se encargan de restregarnos en la cara el malestar en la educación. Robos, asesinatos, violaciones, secuestros y demás como manifestaciones fehacientes de esa tragedia llamada educación. ¿Tendremos aún tiempo de revertir la debacle en la que estamos inmersos?

@CarlosMorenoMx

 

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